domingo, 9 de noviembre de 2008

A escala


El minibastrén de la foto resulta igual de eficaz que sus hermanos mayores. Es un vicio usarlo para estos pequeños ajustes. Quien me lo regaló con todo el cariño, hace ya unos años, dudaba de su eficacia. Simplemente lo vió, le pareció gracioso, se acordó de mí y de la pala groenlandesa que habíamos hecho juntos, y tuvo el detalle de regalármelo.  Por cierto, se llama Jordi, y es a los Pagaia lo que el gran pitufo a los pitufos. A escala.
(en esta otra imagen, uno de sus pies entre el cedro que le sobraba a la pala)


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