domingo, 25 de octubre de 2009

Día D (preparativos)

La convocatoria pública a la botadura del umiaq, aprovechando nuestra participación en un caffemik,  fué recibida con lo que a mi me pareció una notable indiferencia. Me equivoqué, claro. Supongo que esperaba algo así como "qué bien, vendremos encantados" o cualquier otra fórmula más versallesca. Allí no se estilan este tipo de manifestaciones corteses de júbilo anticipado. Lo cierto es que al día siguiente, desde primera hora, empezó a llegar gente vívamente interesada en el acontecimiento.

Algunos chavales acogieron la idea de terminar de montar el umiaq con alegría disfrazada de profesionalidad.

Estábamos esperando la llegada de una Zodiac, para que nos hiciera de soporte táctico y de barca de salvamento si llegaba el caso. Dudábamos de las habilidades natatorias de los inuit y el umiaq nos había dado algún susto en las pruebas previas, en un Mediterráneo calentito.  La Zodiac, sin embargo, estaba a bastantes millas de distancia; viniendo, pero todavía lejos. Cuando ya se había congregado bastante gente, iniciamos el porteo, en una curiosa procesión y entre bromas que entendían los que las entendían. El personal masculino abría la marcha, cargando el objeto presuntamente flotante. Detrás, con la obispo a la cabeza, las que estaban destinadas a ser las protagonistas de la historia, aunque nosotros lo ignorábamos. Deberíamos haberlo sospechado al ver a los hombres con vestimenta de trabajo y a algunas de las señoras en bikini y con la toalla al hombro.

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