Estoy, lo admito, cargado de manías, especialmente en lo tocante a mis herramientas. Algunas de estas manías las elevo a normas. Entre mis normas más sagradas está la de no prestarle mis gubias a nadie. Supongo que recuerdo lo que las maltrataba al principio por falta de perícia, y lo que me costó conseguir que recuperaran sus propiedades. Puede que influya un trauma adolescente: todavía espero que un amigo me devuelva el magnífico juego de gubias que le presté y que me había regalado mi hermano mayor en uno de sus mejores aciertos. Y aquí está, mi hermano adoptivo dándole con fruición a
mis gubias y sin experiencia previa en el tema. Supongo que las normas están para romperlas, pero que no sirva de precedente. En todo caso, París bien vale una misa:
6 comentarios:
Hay muchas personas que piden herramientas que luego no devuelven. La mayoría por dejadez.
Este fin de semana he recuperado una maceta que presté hace........ algo menos de un año. Y ha sido de casualidad, por ir a instalarle al susodicho unas alogenas, un par de tomas de antena, una toma de corriente, ...
Me da mucha rabia que no se preocupen en devolver lo que no es suyo.
Y otro tema es el lamentable estado en el que te lo encuentras.
Prefiero pensar en otro tema, que éste me pone de muy mala .....
Visto el resultado, creo que ha merecido la pena saltarte la norma.
Efectiviwonder my friend!
Estoy contigo, Ángel.
Por cierto, ¿una maceta no era eso dónde se ponía tierra para que se mueran las plantas?
Joder, cuando os poneís técnicos no hay quien os entienda...
Cristobal, la maceta a la que me refiero es el útil necesario para recordar al susodicho la conveniencia de devolver lo apropiado indevidamente.
Y lo de los libros prestados? Eso sí tiene tela.
Haz como Bilbo de Tolkien, que regaló una estantería en su cumpleaños: "Para los libros que te he prestado durante años y no me has devuelto".
Lo haría, pero me hace falta para los libros que no he devuelto!
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