Redondear a mano listones de siete metros da un poco de pereza. Un amigo intelectual lo ve muy simple: se impresionó en su momento con la regruesadora y al ver las bordas ya terminadas ha dado por hecho que me había comprado una "redondeadora". No es el caso, pero he conseguido convencer a mi hijo para que hiciera la función. No se le da mal. Con su ayuda, la cosa ha quedado así:
sábado, 21 de febrero de 2009
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