Tener nietos no te convierte en abuelo en la misma medida en que tener un piano no te convierte en pianista. Hay que dedicarse a ello.
Javier, que ya ejercía de abuelo de los nietos de otros, vive intensamente su abuelicidad y ya prepara con esmero el futuro viaje de su nieta a Groenlandia. Martina podrá leer, en su día, el nombre que su abuelo, armado del imprescindible paraguas del abuelo y de la caligrafía aprendida en la infancia, le grabó en un barco.
Bonita herencia.
1 comentario:
Esto de ser abuelo te cae estupendamente...
Enhorabuena por Martina nieta y Martina umiaq.
Una abraçada ben forta!
Carles i M.Teresa
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